martes, 11 de mayo de 2010

Y otro amor llegó

Y sólo un día antes de la entrada anterior, me encontré por casualidad con alguien que conocí (y no le dí importancia) meses atrás, antes de cualquier debacle, cuando aún era feliz y confiada. Para que luego digan que las cosas no suceden justo cuando tienen que suceder.

Y de nuevo, el amor me acompaña, me nutre, me envuelve y está conmigo.

Y vuelvo a sonreir, a tener ilusiones nuevas, a esperar las siete de la tarde, a estrenar la vida.



"I´ll be coming home, wait for me"

No se me ocurre otra forma mejor de terminar este blog.

ESPERANZA.

Gracias a todos por estar ahí. ;)

lunes, 2 de noviembre de 2009

Las fases del duelo


Cuando una persona querida muere experimentamos una serie de sentimientos, unas fases anímicas que van desde el la incredulidad al dolor más irracional, hasta llegar a la aceptación y la serenidad. Supongo (bueno, no, lo sé) que sirve también para cualquier pérdida traumática, no sólo para la muerte. La pérdida de un amor grande, de un proyecto de vida que esperabas que se cumpliera, la ausencia de alguien que daba "otro" sentido a tu vida (ojo, no digo "el" sentido a tu vida) y más si es como en mi caso, de un día para otro, sin esperarlo, sin verlo venir, sin discursiones, sin indicios... Creo que en mi caso (y en muchos otros) es como si esa persona hubiera muerto, como si un día te hubiera dicho adios y nunca más hubieras hablado con ella. Yo tengo muy claro en mi memoria una tarde como las demás, tonta y entretenida... y despues del "buenas noches" "él" jamás volvió a estar conmigo (y da igual las veces que hayamos hablado, las veces que nos hayamos contado cosas, los ratos que despues hayamos compartido... él se murió aquella noche sin más, y vuelva como vuelva si lo hace en un futuro, jamás será como lo que había sido).

Las fases del duelo, las etapas que se pasan en una pérdida son la negación, la ira, la negociación, la depresión y finalmente la aceptación.

Negación, ira, negociación, depresión, aceptación...

Del "¿pero qué me estás contando?" al "que te vaya bonito" hay un camino largo, largo y dificil. Ahora, que casi lo he superado (casi, casi, la maldita palabra, util para todo y buena para nada), veo que mi mayor error ha sido que he querido acelerar en exceso todo el proceso. Soy como esos niños que caen de la bicicleta y se levantan rápido para que nadie se ria de ellos por mucho que les duelan las manos y las rodillas. A los dos dias de la noticia, queria olvidarme de él y empezar algo nuevo. Al mes, andaba tonteando con otros tios (y menos mal que la cosa no fue para adelante, porque veo con claridad quehubiera sido un desatre emocional lo que se me venía encima, otro más) . A los dos meses, pensaba que podía ser su amiga, a los tres, que era una pesada porque me durara tanto tiempo.

Y ahora me pregunto ¿por qué?

¿Qué hay de malo en llorar, en que te duelan las cosas, en no querer que alguien que estaba en tu vida y era todo se vaya de ella y la deje vacia? ¿Qúe hay de malo en vivir la perdida y el desamor, los dolores de corazón y la sensación de abandono? No queremos sufrir, eso está claro, pero si vemos la parte del final como una parte más de ese amor, es justo que tome su tiempo, como tomó su tiempo el de los tonteos, el de las declaraciones, el del amor incontrolado, el de la pasión y el de los malentendidos. Todo es parte del proceso, y un amor que termina, para que lo haga tiene que tener también su tiempo de duelo. Eso es lo que me he querido ahorrar, porque dolía y mucho. Pero para que llegue el momento del perdón, también tiene que existir el momento duro.

Negación, ira, negociación, depresión, aceptación...

El "no puede ser", lo de romper y destrozar todo lo que nos lo recuerda, el momento de "pues seremos amigos aunque solo sea eso", el de "¿qué hice tan mal para que ya no me quiera?", el de "se acabó". Una ruleta de solo cuatro meses, que intuyo que se ha cerrado en falso para mi en muchos sentidos, y que sé que me va a pasar factura más adelante si no lo hago bien. Sé que no es un proceso lineal, de subir escalones, es más como un camino que vas cubriendo fases, que te detienes en una etapa más que en otra, que algunas las pasas en un suspiro y otras no puedes avanzar. Ahora estoy en la fase en que he aceptado que todo se terminó y no hay más, pero a veces, siento que me retraso, que me enfado o que protesto, que echo de menos o que aún negocio conmigo misma. Pero he aceptado que sólo es cuestión de tiempo, de tiempo sólo. No puedo cerrar tres años en cuatro meses, no soy superwoman (y más vale que lo acepte), no estoy preparada para otras relaciones ni otros hombres, puede que lo esté en un tiempo o no lo esté nunca. Y tampoco tengo la necesidad de correr como una loca hacia el olvido. Lo que fue, fue, y fué porque tuvo que ser. Lo que es ahora es lo importante y es lo que tengo. Lo que venga, sea bueno o malo, es algo que no me preocupa en este momento. No pedí vivir un amor como el que viví, evité involucrarme en él con todas mis fuerzas. No pedí que terminara como terminó, y aunque acepto mis fallos a lo largo de la relación (terribles), no soy responsable de la forma en que otra persona decidió que terminara. Eso es algo suyo, exclusivamente y sólo él es quien tiene que valorar cómo hace las cosas. No es mi misión sacar las conclusiones sobre sus actos, bastante tengo con los mios.

Y todo esto viene (todo este rollo) a que siento que he completado el proceso, aunque no esté curada. Siento que sé que hay después de mi ruptura y aunque con el corazón dolorido, lleno de tiritas y ninguna voluntad de empezar nada nuevo, he decidido que mi historia con él termina aquí. Sé que me quedan dias malos, sé que mi confianza en los demás está dañada y que volveré seguramente a los ataques de ansiedad y al panico. Pero ¿sabéis qué? Sé que cada vez serán menos. Ya no necesito hablar de ello, o más bien siento que necesito hablar de otras cosas que no estan sólo limitadas a mi relación anterior, ya acabada. Sé que voy más allá de la ruptura, aunque el proceso duela.

Soy fuerte. Soy mayor. He pasado por cosas mucho peores, sigo pasando por cosas malas cada dia. Y buenas, y mejores, y mi vida no es solamente una ruptura con alguien que ya no me quiere. Dejemos descansar el pasado, dejemos que las cosas se asienten.

Por eso hoy esto es una despedida, por eso creo que hay que cerrar circulos y este blog es uno de ellos que faltaba. No quiero borrarlo, no quiero deshacerme de él porque han sido cuatro meses terribles pero a la vez necesarios, y tener este blog me ha hecho darme cuenta del proceso y encontrar (o reencontrar) a personas geniales. Ahora me tomo unas vacaciones de blogs y encaro otros proyectos fuera del ordenador, pero eso no quiere decir que Mai se vaya para siempre. Necesito un respiro y eso es lo que hago, pero en cualquier momento tendré necesidad de contar mi vida y volveré a buscaros.

Hasta entonces.

A algunos, nos vemos por el msn. A otros nos vemos por los blogs.

A unos, unos pocos, nos vemos en los bares.

Mil gracias. Por todo.

viernes, 16 de octubre de 2009

Y todo hizo "click" (¿qué hay después de la ruptura?)

Siempre han dicho de mí que lo mejor que tengo es un cerebro fino, engrasado y capaz de alejarse y tomar distancia hasta en las ocasiones más difíciles. Me encantaría ser dueña de un caracter dulce y comprensivo, de esos que encandilan. O de no ser tan tocapelotas (las palabras politicamente correctas son "caracter acido", pero creo que se me entiende). O de ser generosa, solidaria y altruista. No. A mi me ha tocado un cerebro tenaz que no se rinde y que lo disecciona todo. Tampoco me quejo. No es mal reparto (sobre todo, visto lo que hay por ahí). Todo esto viene a que mi mente, lo mejor de mí, que es muy sabia ha dado al corazón toda la cancha que ha pedido, le ha dejado equivocarse, revolcarse en el dolor, agotarse de sufrir... No voy a decir que ha sido facil, porque sabía que hacia mal, que así no, pero no podía evitarlo... Han sido meses muy, muy duros, llena de amor, de resentimiento de pena... y con una mente que se "quejaba" continuamente de mi comportamiento y se preguntaba cúando dejaría de hacer el tonto y de verlo desde el punto de vista equivocado...


Justo en el post anterior me encontraba yo perdida metafóricamente entre mi cuerpo, mi cerebro y mi corazón y lamentándome de que cada uno fueran a su bola y por libre.
Pues bien. En algún momento de este finde pasado, no me preguntéis cómo ni por qué, algo hizo "click" dentro de mi. La metafóra que más se aproxima a describir lo que me pasó es la de estar viendo una lámina de esas que se supone que están en tres dimensiones durante mucho tiempo sin ver nada más que colores extraños y contornos imperfectos. Y de repente, parpadeas y encuentras el punto exacto y todo cobra sentido. Más o menos así fue. Así.

Y de repente, no sólo deje de estar enamorada o de amar, también dejé de preocuparme, de echar de menos, de sufrir. Me di cuenta (pero de verdad, sin razonamientos, sin complicaciones) no sólo que es estúpido amar a quien no te ama y lo es más sufrir por un amor que se acabó, sino que sencillamente, no podía amar a quien le importaba tan poco hacerme daño. No es que no mereciera mi amor (que tampoco), es que sencillamente, y en ese momento, el amor dejo de existir. No podía amar y lo digo literalmente. El amor se fue y ni idea de adonde, de un segundo para otro.

Lo peor, lo que más me preocupa, lo que de verdad me incomoda es que se fué el amor... pero se llevó cualquier recuerdo detrás con él. Es complejo lo que quiero explicar, pero voy a intentarlo. Un minuto antes, yo seguía amando (que no enamorada), echando de menos, rota de dolor. En el segundo después de click no sólo no amaba... es que recuerdo el hecho de amar a esa persona como si fuera otra quien lo hubiese hecho. No es algo que me haya pasado "a mi". Y leo correos, y recuerdo situaciones que hace una semana me hacian daño y los recuerdo como en una película que vi, o una novela que leí. Bonitos, alegres, tristes... pero no tienen que ver conmigo. Son de otra persona que no era yo, dedicados a otra persona que me es ajena. No me influyen, no me importan, no me conmueven. Tres años en blanco como si yo no hubiese sido yo, como si Mai hubiese entrado en coma y despertado ahora. Y él tampoco es una persona que me sea propia. No hay resentimiento, pero tampoco ganas de que le vaya bien, o mal, ni en estos momentos creo que pudiera tener una relación amistosa con él, o de ningún tipo. Tal vez más adelante pueda retomar un cierto reconocimiento (o puede que no, en estos momentos me es indiferente), o me importe saber de él o quiera ser su amiga. Sé (como sé muchas cosas) que no es una persona mala, que como amigo debe ser de los más leales, pero francamente, no me interesa. Ahora no, al menos.

Lo único que ahora me importa (mi maldito cerebro engrasado) es que si soy capaz de pasar en un segundo del amor a la indiferencia más absoluta -y no negando el peso que tuvo en mi vida, es que ni siendo capaz de recordarlo-, tendré algo que no funciona "bien" en mí misma. Si un amor que yo creia para siempre (y lo más terrible es que si lo hubiese cuidado sé que hubiera sido para siempre y hubiese hecho cualquier cosa por él) ha pasado a nada en un segundo... ¿cómo seré capaz de confiar en mi misma cualquier otra vez? ¿La próxima vez -si hay otra- creeré que es la buena? ¿No pensaré que si algo tan grande se acaba en un segundo, es que nada merece sacrificarse por amor? ¿Vale la pena darse a alguien pensando que da igual lo que des o no, que tienes un corazón y un cerebro que pueden hacer "click" en cualquier momento?

Aparte de disquisiciones teorícas, estoy tranquila, estoy bien. Sonrio, me divierto, vivo la vida y las palabras "Madrid" "blog" "Msn" o "estación" han dejado de tener un significado distinto al general. Ya no me duele nada, ya no echo de menos, ya no me preocupo por otra persona que no me quiere. He completado el círculo, he cerrado el libro, ya no hay peso en mi alma.

¿Qué hay después de la ruptura?

Nada.

Todo.

Yo.

(Y mi corazón está en silencio, está en paz).

martes, 6 de octubre de 2009

Las malditas disociaciones


Después de todos los años que tengo, las experiencias que he vivido (las buenas y las malas), del cacao mental que me llevo yo sola desde hace tres meses (que no doy una y además estoy desquiciando de los nervios a casi todo mi circulo próximo -aunque la verdad es que me importa desquiciar a unos más que a otros... a algunos me la suda directamente que se estresen o que se vayan a recoger caracoles-), de mis paranoias mentales, de cambiar de idea cada cinco minutos, de relaciones en que me complico la vida yo sola, de tragedias y cambios de circunstancias que me hacen preguntarme varias veces al día dónde está la cámara oculta, de llegar un momento en que estoy agotada física y emocionalmente...

Ahora me doy cuenta de que todo mi puto problema es que tengo un cerebro, un corazón y un cuerpo y cada uno tiene sus propias apetencias, sus ideas preconcebidas y lo que en realidad quiere.

- Mi cerebro que como siempre es el más práctico y el que mejor analiza la situación quiere pasar página, olvidar mi relación anterior, descansar, cerrar el círculo y empezar una vida nueva... acompañada, sola, triste, alegre... como sea, pero ya.

- Mi corazón no se entera de que la relación anterior se ha muerto, y sigue echando de menos lo que no puede ser. A pesar del dolor, de la traición, de la pérdida, añora lo que se ha ido... y se dedica a sabotear cualquier intento tanto de dar por concluido todo como de iniciar algo nuevo. En cuanto nota que se le acercan, saca las espinas y se protege.

- Mi cuerpo compara lo que tenía antes y lo que puede tener ahora (si, hay algo) y le gusta el cambio... teóricamente... pero en cierta manera siente que algo no va bien y por muy bueno que sea lo que se presenta (y reconozco que es muy muy bueno), le parece que está "engañando" y "engañándose" (y en este caso, sí, el termino "engañar" tiene que ver total y absolutamente con "ser infiel" ¿Se puede ser infiel a alguien que no quiere que le guardemos fidelidad? Pues según parece mi cuerpo ha decidido que sí, y cuanto más tiempo pasa, peor lleva lo de sentirse "invadido"). Y así la verdad es que la cosa tampoco es que funcione.

Y mi "yo" que es todo el conjunto siente que en cualquier momento se va a volver loca (el otro día tomé una decisión difícil, haciéndole caso a mi razón y la tuve que desechar sin llegar a llevarla a cabo porque mi corazón se asustó y estuve a punto del ataque de ansiedad... creo que no está listo para decisiones complicadas... y no quiero ni pensar lo que va a pasar cuando en lugar de meterse sólo el cerebro y el corazón, el cuerpo también tenga algo que decir... con los trotes que el pobre esta llevando últimamente...).

Y aquí estoy, suspendida en la nada, temiendo moverme a derecha o izquierda, sabiendo que tengo que hacer algo y sabiendo lo que es, pero sin ganas/decisión/intención o lo que sea de llevarlo a cabo... esto está siendo muy largo y muuuuy difícil...

¿Cómo hago que mis tres partes lleguen a un acuerdo y vuelvan a ser una sola?


(Por favor, por favor, por favor... quiero descansar...)

PD: Y después de analizar estos tres meses, me estoy dando cuenta que según el que llevara la voz cantante en ese momento (el cerebro, el corazón, el cuerpo), mis post y mi vida han ido dando bandazos en una dirección u otra... casi estoy por en lugar de firmar los post como Mai, firmar como "el cerebro de Mai", "el corazón de Mai" o "el cuerpo de Mai". Al menos luego no sería tan difícil entenderme... ains... bienvenida, esquizofrenia...

lunes, 28 de septiembre de 2009

Una esquina diferente



DIRÍA QUE EL AMOR ES ALGO MÁGICO
DIRÍA QUE EL AMOR NOS EVITA EL DOLOR
DE HABER ESTADO ALLÍ, DE HABER ESTADO ALLÍ
TE PROMETERÍA TODA MI VIDA
PERO PERDERTE CORTARÍA COMO UN CUCHILLO
ASÍ QUE NO ME ATREVO, NO, NO ME ATREVO
PORQUE NUNCA ME HE ACERCADO EN TODOS ESTOS AÑOS
ERES EL ÚNICO QUE DETIENE MIS LÁGRIMAS
Y TENGO TANTO MIEDO, TENGO TANTO MIEDO.

LLÉVAME ATRÁS EN EL TIEMPO, TAL VEZ PUEDA OLVIDAR
DOBLA UNA ESQUINA DIFERENTE
Y NUNCA NOS HUBIÉRAMOS CONOCIDO,
¿TE IMPORTARÍA?
NO LO ENTIENDO, PARA TI ES UNA BRISA
POCO A POCO HAS HECHO QUE ME ARRODILLE
¿NO TE IMPORTA?
NO, NUNCA ME HE ACERCADO EN TODOS ESTOS AÑOS
ERES EL ÚNICO QUE DETIENE MIS LÁGRIMAS
TENGO TANTO MIEDO DE ESTE AMOR
Y SI TODO LO QUE HAY, ES ESTE MIEDO A SER USADA
DEBERÍA VOLVER A ESTAR SOLA Y CONFUNDIDA
SI PUDIERA, LO HARÍA, LO JURO
LO JURO

Y no sé si lo haría, si pudiera si doblaría una esquina diferente, si perdería todo el gozo y todo la magia por evitarme el dolor... no puedo hacerlo, y eso me consuela, lo que pasó, pasó y acepto lo bueno y lo malo... pero también pienso en esa esquina que doble y lo que dejé atrás, y que ahora a lo mejor vuelvo a tener delante mio. Y me pregunto qué me hizo tomar la decisión, si me equivoqué o en el fondo no hay decisiones equivocadas y todo pasa porque tiene que pasar... porque hoy, en este momento, yo debería estar escribiendo este post, pensando en lo que fallé y sintiéndome tan mal por ello. Y en lo que acerté, y sintiéndome tan feliz a la vez. Es duro aprender, ver en lo que fallamos, ver en donde está el error. Darnos cuenta en el momento en que erramos el camino, señalar sin ninguna duda la revuelta en que perdimos pie. Ahora me doy cuenta de que me equivoqué... ¿pero me doy cuenta porque tenía que saberlo o porque me dejaron? ¿Si no me hubiera dejado, seguiría pensando que me equivoqué? ¿Seguiría amando por siempre, nunca volvería a pensar en la esquina que cambió mi vida...?

Pienso que no hay segundas oportunidades, sino primeras a veces con personas nuevas, a veces con las mismas personas. A lo mejor, la esquina que ahora puedo volver (y empezar de nuevo un bucle de posibilidades nuevas) me lleva de nuevo hacia el abismo... pero eso es algo que no sé, afortunadamente.

Y si tú hubieras sabido que doblando aquella esquina jamás hubiera pasado lo que pasó, si pudieras volver a recomenzar sabiendo lo que sabes, si dejando de pasar por aquello te perdieras lo malo pero también lo bueno ¿lo harías?

¿Crees que yo lo haría?

lunes, 14 de septiembre de 2009

¿Y sabes qué te digo?

Porque toda la complicidad, nuestras bromas, las confidencias, todo lo vivido lo tiraste por el agujero de water (así como suena).

Porque te importo una mierda hacerme daño de la peor manera posible.

Porque aún me dueles pero no te consiento que lo hagas.

Porque has hecho que no pueda confiar en nadie y me odio por ser lo que has hecho de mi.

Porque cuando tengo una conexión especial con alguien (que ni de lejos se acerca a lo que tuvimos) estoy cercana al ataque de pánico.

Porque espero el día en que no seas nada, ni nadie (y estoy segura que ese día llegara).

Por todo. Por mi.



domingo, 6 de septiembre de 2009

Y puede ser que sea...

He tenido unos días de introspección total y de parada obligatoria (los problemas de salud que me llevan loca)que me han tenido atada a una cama y con mucho tiempo libre para pensar. A veces no es que sea bueno, y todo no se ha ido por el lado del amor y la soledad y la desesperanza, sino que he ido más allá, pero como éste es el blog de mi reflexiones, de lo que aprendo y de lo que olvido, de lo que supero y de lo que me cuesta, justo es que deje aquí lo poquito que he reflexionado, lo que me sirve y lo que (tal vez) sirva a otros.

Me he dado cuenta al fin de que arriesgarse a amar significa a la postre desnudar tu alma, tu yo más intimo ante otra persona, darte a ella de una forma que no te das a nadie "regalarte" y esperar que ese regalo sea de su agrado y, tal vez, que consigas que a su vez se dé a ti. Eso implica ser generoso, no sólo con aquello que más apreciamos, sino con todo lo que conlleva. Si no hay generosidad, ni altruismo, ni capacidad de sacrificio, no hay amor. A la vez, el hecho de darse a uno mismo, de exponer el corazón lleva implícito que asumes que puedes perderlo, que pueden rompértelo, o que puedes romper el de la otra persona. Cuando empiezas a amar a alguien siempre lo haces con la ilusión de que será perfecto, de que esta vez será la buena y que será para siempre. Y puede ser que si. O que no. Y puede ser que en un momento, este para siempre sea eterno. O que acabes con el corazón destrozado y te sea imposible creer que aquella persona que fue todo para ti haya sido capaz de dejar de amarte y de lastimarte de aquella forma. O que el amor que os unía con un lazo invisible y fuerte haya desaparecido. O (tal vez mucho peor), que hayas sido capaz de destrozar el corazón de aquella persona especial a la que amabas y que ya nunca serás capaz de verte de la misma forma. Todos son los riesgos del amor. Cuando empezamos la partida, cuando pedimos que repartan cartas, todas están en la baraja. Esperamos no solo ganar nosotros, sino hacer saltar la banca y que los demás tampoco lleven pérdidas. Y eso es tan, tan difícil. A la larga, alguien sale lastimado. Pero sólo los malos jugadores exigen que les devuelvan el dinero. El resto, minimizamos los daños y esperamos a estar de nuevo en forma (y en racha) para pedir una nueva ronda. Y confiamos en que las tretas nuevas no nos hagan perder la ilusión, en que las trampas de antaño no nos hagan ser escépticos ante los nuevos jugadores. Y en tener la presencia de animo para volver a apostarlo todo otra vez a otra carta, confiando en que esta si, será la partida buena que nos retire del tapete.

No, todavía no estoy lista para pedir que rueden las cartas y darme yo entera y sin reservas, como debe ser. Siento que para ser capaz de apostar algo, mi yo interior tiene que tener en abundancia, no solo para mi, sino también para regalar y regalarse. Posiblemente tarde mucho en estar lista y no quiero equivocar ni equivocarme, pero estoy descubriendo que la etapa de duelo, con todas sus carencias, con el dolor, con la soledad, con todo lo que implica de malo tiene su parte que me gusta. La parte de descubrirme yo a mi misma, en este momento, de disfrutar de mi tiempo, de conocer personas nuevas que me están abriendo nuevos horizontes y de redescubrir antiguas personas que aunque siempre los di por supuesto, nunca imaginé que podrían ser tanto. Ahora, dos meses después, siento que la Mai que soy ahora ya no sería feliz si volviera al mundo seguro, limitado y feliz de hace dos meses atrás. Digamos que mi paladar, mis apetencias y mis estímulos se han afinado desde entonces. Soy mucho más infeliz, mucho más compleja, desconfiada y a la vez abierta que hace este tiempo. Necesito mucho más, pido mucho más y siento que cuando esté lista y dé, daré mucho más aún (y yo creía que había llegado al limite). Estoy aprendiendo en estos momentos a disfrutar del hecho de estar sola, de gestionar mi tiempo y mis apetencias, de intuir que algo bueno puede venir más adelante, pero que ahora me gusta lo que tengo entre manos.

Soy mucho más que una parte de una pareja, soy algo más que alguien que ama o a quien amar. Soy una persona compleja, real, imperfecta y gloriosa. Soy yo. Me merezco todo el dolor y todo el amor, me lo merezco todo.

(Y a ti, que me lees pero que no comentas, que te he reeencontrado después de tanto tiempo, sólo decirte que si algo bueno ha salido de todo esto es poder volver a estar contigo. Eres la mejor persona que jamás he conocido y te mereces el mundo. Et vullc molt, pastisset ;) )