Palabras

Ojala pudiera deshacerme de esa parte de ti que llevo dentro. Deshacer el mapa del amor de creamos juntos (y que tú ya no quieres) y que alguna vez usamos juntos para ser felices. Poder dejar en libertad a esa parte de mi que contigo formaba una sola (sería una eutanasia, no un asesinato, créeme que ni ella ni yo deseamos más que siga viviendo) y aligerar mi alma y volar libre.

Ojala pudiera desde ya olvidar todo aquello que hizo que fuéramos uno solo. Olvidar la alegría, la esperanza. Las marcas invisibles en los relojes, las tardes y las madrugadas. Olvidar los viajes, las estaciones, los teléfonos, las llamadas. Dejar de encontrar significados en el arrullar de las palomas, en las maletas fucsia, en los horarios de autobuses, dejar atrás la esperanza.

Aprender. Que no hay camino que lleve a ti, porque tú no lo quieres. Que todo lo que sentías se perdió sin que fuera digna de saberlo. Y darme cuenta. Que tu has decidido cómo me amabas, el pedestal que ocupaba para que me quisieras, la fuerza de tu amor y la constancia. Que tu decidiste también a solas el momento de apearme, el momento de terminar la magia, el segundo exacto en que de ser alguien digna de amar fui solo la que sobraba.

Y no me digas que lo has pasado mal, que merezco que me amen de verdad y sin reservas, que soy tan especial que nunca quieres perderme, que te hago falta. No me cuentes que me extrañas, que aún no puedes seguir adelante con tu vida, que te faltan las ganas. Palabras, son solo palabras.

El problema es que yo te amé a ti, seguro que no con la fuerza que tú siempre dijiste que me amabas, seguro que siempre vi el lado de las sombras y no el lado de la luz. Pero sigo pensando que yo amé infinitamente más que tú. Porque desde mi lado gris, yo seguía amándote, porque cuando pensé que no había esperanza, mi amor siguió allí. A ti te basto que la chispa desapareciera para que todo se apagara y el amor se perdiera. Si todo no brilla y es hermoso, entonces no es amor según tú. ¿Y donde se queda entonces el amor pequeñito de todos los días, ese amor de cena a medias y tele antes de dormir, el amor de las pequeñas cosas, que crece con los años, que no brilla pero que es luz?

Y posiblemente, si merezco que me quieran, pero de verdad. No subida a un altar para que me adoren y me protejan, sino con alguien que se siente a mi lado y me coja de la mano.

El amor a las pequeñas cosas.

Lo otro son sólo palabras.